10) Confiar en descripciones vagas y superficiales como “natural” o “100%” para determinar si un alimento es realmente sano.
Aquí es donde la mala nutrición empieza. La industria alimentaria juega con palabras que saben les ayudarán a vender sus productos. Términos como “natural” o incluso “biológico” no nos ayudan realmente a saber si el producto en cuestión esta cargado de azúcar (biológico o no) o si contiene ingredientes altamente procesados y/o aditivos. Además, las leyes de etiquetado que supuestamente protegen al consumidor son cuando menos dudosas. Tenemos que aprender a leer la letra pequeña del análisis nutricional y llegar a entender sobre todo la lista de ingredientes. ¿Alguien sabe lo que E-303 realmente es? Si una persona que merodeaba hace unos 40,000 años con taparrabos y lanza no pudiese reconocer este «alimento» como tal, entonces, probablemente tampoco lo deberías poner en tu cesta de la compra.
9) Confiar en los medios de comunicación, tu médico o nutricionista convencional para obtener información precisa y actualizada sobre nutrición.
Recuerda que la mayoría de fuentes de información “mainstream” tienen una agenda de intereses inherente (más o menos oculta). Cualquiera que provea “información” sobre [Read more…]