¿Estás «quemado»? ¿No puedes más? Ser productivo se ha convertido en una adicción.
En nuestra sociedad, la valía de una persona se asocia en gran medida con la capacidad de hacer, de producir. No hay más que pasarse por la sección de desarrollo personal de las librerías y ver que cada día hay más libros que reflejan este impulso social por optimizar nuestro tiempo y energía. Ya no basta con tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro para sentirse «realizado». Hoy en día hay que tener dos masters, hablar cinco idiomas, correr maratones y además saber mantener un equilibrio perfecto entre la familia y un trabajo que cada día demanda más.
El problema es que estamos usando la productividad como medida de la autoestima. La sociedad nos enseña que no somos valorados (queridos) por quiénes somos, sino por lo que hacemos. Ya de pequeñitos, en el colegio, nos adoctrinan sobre la importancia de hacer (conseguir buenas notas) más allá del aprendizaje real o de lo que realmente nos gusta. Y cuando al crecer nos damos cuenta de que el «hacer cosas» es tan importante en nuestro mundo, nos lanzamos a conseguir, producir y hacer (cuando más mejor) en busca de la aprobación y aceptación de los demás.
Nos levantamos cada día convencidos de que tenemos que justificar nuestra existencia con el acto de trabajar, de ser productivos. Pero este tipo de acción, desconectada de un propósito, y con una motivación extrínseca es la que tiene estresada (es decir, enferma) a media sociedad. Todos sabemos que cuando algo nos gusta no nos importa trabajar hasta altas horas de la madrugada si hace falta. En esos momentos el tiempo pasa volando y la energía parece no acabarse. Sin planearlo, somos más productivos y nos sentimos energizados.
El secreto de la productividad
Voy a decírtelo de una vez: la auténtica productividad sólo puede ser resultado de la inspiración. Cuando uno está inspirado, no nos cuesta ser productivos. La creación es la inspiración en acción. Por lo tanto, la pregunta que todos nos deberíamos hacer no es ¿cómo puedo ser más productivo? Sino, ¿cómo puede tener más inspiración?
«Sigue tu dicha, y el universo te abrirá puertas donde sólo había muros.» Joseph Campbell
Sigue tu dicha. Muchos creen que ya lo hacen, pero en realidad se engañan a sí mismos. Por ejemplo, muchas personas piensan que tener una cierta cantidad de dinero les va a hacer felices, así que trabajan en algo que les da dinero (aunque no les guste) porque creen que ese dinero les garantiza felicidad en el futuro. Pero lo que están haciendo es eliminar la posibilidad de ser felices en el ahora, por la promesa de una felicidad futura.
No quiero decir que de una forma indirecta no seamos «víctimas» de un sistema que premia la producción en base a la cantidad, sin consideración por las necesidades sociales o medioambientales. Soy consciente de que muchos no tienen otra alternativa que ser «productivos» e ir a un trabajo que aborrecen para poder subsistir. Pero quiero animar a todos a dar un paso atrás para ver con perspectiva nuestra vida y darnos cuenta de que, quizás sin saberlo, no prestamos atención a las señales y nos dejamos arrastrar. Sin ser muy conscientes, participamos en una carrera hacia ninguna parte que nos agota y nos enferma.
«En lugar de preguntarte cuándo son tus próximas vacaciones, quizás deberías crear una vida de la que no tienes que escapar» Seth Godin
Nadie debería estar preocupado por ser más productivo sin haberse preguntado antes: ¿para qué? ¿Cuál es mi propósito en este momento? ¿Cuál es mi dicha, mi pasión? ¿Cómo quiero contribuir a mejorar este mundo? La potencia sin control no sirve de nada, y el movimiento sin dirección tampoco. Si todavía no sabes qué te gusta, cuál es tu pasión…sal ahí fuera y prueba cosas. No tengas miedo a equivocarte o «fracasar» (otra maldita consecuencia de la escuela y las «malas» notas) porque es la única forma de tener experiencias y aprender.
Cuando hayas encontrado esa pasión (y sólo tú puedes saber lo que REALMENTE te gusta)…déjate llevar…Dedícale tanto tiempo como puedas sin preocuparte tanto por tus «obligaciones». Quizás por eso los niños tienen tanta energía y son tan creativos, porque no tienen que elegir entre trabajo y pasiones. Su trabajo (jugar) es su pasión.
En este año que comienza, más que desearte que cumplas con todas tus promesas y objetivos, quiero animarte a que tengas la valentía de explorar o re-descubrir tu pasión, aquello que te llena e inspira. Cuando lo hayas hecho, cuando empieces a vivir tu pasión, verás tu productividad dispararse, tu felicidad reflejarse en el espejo y tu salud mejorar. Serás una persona más inspirada y más productiva.
Tu único deber es seguir tu pasión y compartirla con el mundo.