¿Por qué enfermamos? ¿Cuáles son las causas de la enfermedad?
No, no es porque tienes el gen X o el gen Y o porque es una enfermedad “de familia.” Los genes son importantes porque marcan “tendencias”, pero no son determinantes. La interacción de nuestro genoma con el medio ambiente (toxinas, alimentación, pensamientos…etc.) es lo que realmente determina si desarrollamos una enfermedad o no. Sí, hay enfermedades congénitas, pero éstas representan alrededor de un 5% de la población y se desarrollan en muy temprana edad. En este artículo hablamos de las enfermedades no congénitas.
En los días del proyecto “Genoma Humano” se creía que cuando el mapa genético se completase se podrían “aislar” los genes culpables de muchas enfermedades. De esa forma podríamos saber si una persona desarrollaría una enfermedad o no, y quizás incluso ayudar a su prevención o mejora con “terapia génica”. A muchas empresas farmacéuticas también les convenía impulsar esta visión determinista de las enfermedades porque así podrían vender sus fármacos a aquellas personas genéticamente condenadas a tener una enfermedad “crónica” y “sin curación”, al menos, para mejorar sus síntomas. Pero esa visión es demasiado simplista; la realidad resulta ser mucho más compleja.
Las causas de la enfermedad se encuentran en la epigenética. Nuestros genes tienen múltiples interacciones entre ellos y con el medio ambiente. Resulta que una persona que lleva el “gen causante” del cáncer de mama, por ejemplo, puede que lo desarrolle o no. ¿De qué depende esto? De factores externos al propio genoma. La idea principal aquí es que no estamos a merced de nuestros genes, tenemos el control si sabemos crear un estilo de vida adecuado que estimule la expresión de genes que conducen a la salud y evitamos la “activación” de esos otros genes y procesos biológicos que pueden llevar a la enfermedad.
Preguntémonos por qué los casos de cáncer, enfermedades coronarias, autoinmunes…etc., siguen aumentando cada año, mientras que hace 100 años eran bastante infrecuentes (en 1900 el riesgo de tener cáncer era 1 entre 30, en 1990 ya era de 1 entre 4). Como diría “Papuchi” esto es: raro, raro, raro. Los genes no pueden ser la causa porque no han cambiado tanto en 100 años. Lo que sí ha cambiado, y mucho, es nuestro medio ambiente y nuestro estilo de vida. Y es aquí dónde se encuentran las causas de la enfermedad.
Por otra parte, si has leído “Qué es la medicina funcional” ya sabes que un mismo factor puede causar multitud de enfermedades (ej: gluten), y que una misma enfermedad puede tener muchas causas distintas (ej: cáncer). Por ello, puede parecer que el tomar las riendas de nuestra salud es algo muy complicado. Pero si destilamos los principios subyacentes, veremos que toda la complejidad se puede organizar y simplificar en nuestro beneficio. Todas, repito TODAS las causas de la enfermedad¹ son consecuencia de nuestro medio ambiente y estilo de vida. Hay cuatro grandes causas. A saber:
- Falta de nutrientes en tu cuerpo
- Exceso de toxinas
- Contaminación electromagnética
- Estrés y otros desequilibrios psicológicos
Cada uno de estas cuatro causas de la enfermedad podría llenar volúmenes enteros. Pero vamos a dar aquí los trazos más importantes al respecto.
Causa número 1: nos faltan nutrientes
Es hora de darnos cuenta de que comer adecuadamente no es simplemente llenarse la barriga de cualquier cosa. ¿Tú que le pones a tu coche? Igualmente, sólo algunos alimentos son aptos para el consumo humano. El problema es que el cuerpo tiene tal capacidad de adaptación que es capaz de “tirar pa´lante” con comida de baja o pésima calidad. Esta comida nos sacia el hambre pero va mermando nuestra salud poco a poco hasta que un día descubrimos que tenemos la enfermedad X. Cuando se trata de comida, lo que no te mata tampoco te hace mas fuerte, sino que te debilita. Nuestra comida esta llena de “calorías vacías”. Sustancias sintéticas y procesadas que el cuerpo no sabe cómo digerir o metabolizar. Nuestra fruta y verdura (cuando la comemos) tampoco tiene todos los minerales y fitonutrientes que debería porque los suelos están sobreexplotados y nuestros abonos “convencionales” son un compuesto de mayoritariamente tres minerales (fósforo, potasio y sodio). Tomamos demasiadas cantidades de sal y azúcar refinada para que las comidas sepan mejor. Y en general, la dieta que seguimos es muy desequilibrada porque hemos perdido la capacidad de escuchar al cuerpo. Éste, por su parte, está totalmente abrumado y confundido con la que le está cayendo. Estamos sobrealimentados pero malnutridos
¿Qué hacer? Antes de ponerte algo en la boca pregúntate si te hará más fuerte o te debilitará; pregúntate de dónde viene este alimento y cómo ha sido producido. Si no es algo que podría comer una persona de hace 200 años, mejor no lo comas. Lee este articulo “Qué alimentos son nutritivos” y compra suplementos adecuados. “Deja que tu alimento sea tu medicina” Hipocrates.
Causa número 2: exceso de toxinas
Desde 1940 más de 50.000 nuevos compuestos han sido introducidos en nuestro medio ambiente. Esta increíble carga de toxinas ha invadido nuestra cadena alimenticia: pesticidas, herbicidas, hormonas artificiales, conservantes, colorantes, espesantes, …etc. Algo a lo que nuestros bisabuelos no tenían que hacer frente. Es verdad que evolutivamente hemos desarrollado mecanismos para lidiar con ciertas toxinas, desde las generadas por el propio metabolismo a otras sustancias externas, pero no con la abrumadora carga tóxica a la que nos exponemos diariamente. ¿Te suenan estos nombres? Aspartamo, hexafosfatos, E-212, goma guar…la lista es interminable y si empiezas a leer las etiquetas de la comida procesada los sospechosos habituales nunca faltan a la cita. Puede que estas sustancias sean “seguras” para el consumo según las “autoridades” pero te aseguro que no son saludables.
La dieta actual y la contaminación medioambiental no son los únicos causantes de la gran carga tóxica a la que nos enfrentamos. Otras fuentes de toxicidad incluyen los productos del hogar, los cosméticos y los medicamentos a los que hemos sido expuestos desde nuestra niñez. Esta claro que los medicamentos pueden salvarnos la vida en caso de emergencia, pero a menos que sean estrictamente necesarios a corto plazo, no nos ayudarán a superar la enfermedad por sí solos. Gestionar los síntomas con más toxinas (medicamentos) incluso en la “dosis adecuada” no hace al cuerpo más sano sino que en muchas ocasiones lo debilita a la larga y crea otras enfermedades. Solamente en EEUU mueren todos los años 400 mil personas por causa directa de medicamentos (eso son cuatro estadios de fútbol repletos hasta la bandera). Las toxinas, además, son también el precursor de muchas enfermedades infecciosas puesto que la mayoría de invasores medran en ambientes tóxicos con un sistema inmune debilitado.
Causa número 3: la contaminación electromagnética
Otra de las causas de la enfermedad es la contaminación electromagnética. Nuestro cuerpo no es sólo un conjunto de carne y huesos, sino que tiene elementos más sutiles que formar parte del mismo: electromagnetismo y energía. La ciencia ya admite sin reparos que nuestro cuerpo está constantemente generando ondas electromagnéticas en respuesta a nuestro medio ambiente interno y externo. Por ejemplo, nuestra corazón y cerebro lo hacen constantemente. Pero el tema de la energía todavía no se tiene tan claro… La ciencia médica convencional todavía no admite que por nuestro cuerpo pasen multitud de “canales” energéticos y que esa energía salga incluso más allá de la piel en lo que algunos llaman “aura”. Por supuesto, las terapias energéticas no son “científicas” y no pueden tener ningún efecto sobre nuestra salud. Sin embargo, tanto si se entiende su mecanismo como si no, la realidad es que miles de pacientes al día se benefician de terapias energéticas como la homeopatía o la acupuntura. ¿Se trata “sólo” de un placebo? Todavía no se sabe. Es cuestión de tiempo que se realicen más estudios rigurosos al respecto y se acepte oficialmente esta aspecto de nuestro cuerpo. De hecho, las escuelas de medicina naturopática de EEUU ya incluyen la acupuntura como una de sus especialidades.
Volviendo al electromagnetismo. Cuando hay demasiados emisores externos que, como nosotros, emiten ondas electromagnéticas se pueden producir “interferencias” en nuestro cuerpo. Aunque los mecanismos todavía no se entienden muy bien, la evidencia señala que estas ondas afectan nuestra salud negativamente. Nunca en la historia hemos pasado tantas horas al día mirando la pantalla del ordenador o hablando por el móvil. Estamos constantemente bombardeados por torres de alta tensión, satélites, microondas, conexiones “wireless”…etc. Las “autoridades” y compañías que venden estos productos nos aseguran que son seguros. Sin embargo, ya hay estudios que confirman lo contrario. Como mínimo ejerzamos el principio de precaución e intentemos exponernos menos a estos campos electromagnéticos nocivos. Tu cuerpo y tu mente te lo agradecerán. Y sácate el móvil del bolsillo (hombres), te estás friendo los…
Causa número 4: la conexión mente-cuerpo.
Esto es algo que ya está muy estudiado. Tu mente afecta a tu cuerpo, y viceversa, a través de hormonas, neurotransmisores…etc. El mayor problema en nuestras sociedades modernas es que vivimos en un estado constante de estrés y miedo debido a una percepción negativa de lo que nos ocurre y nuestro lugar en el mundo. ¿Qué pastilla tomas para curar eso, eh? Según Robert Sapolsky de la Universidad de Stanford “las cebras no tienen úlceras porque sus momentos de estrés son esporádicos.” La respuesta de lucha o huida (stress) es beneficiosa cuando hay un peligro real en un momento dado, pero cuando la hipoteca, novio/a, jefe, suegra..etc. nos trae de cabeza las 24hrs o simplemente no sabemos relajarnos y controlar la mente…, entonces tenemos un problema. Este estado de estrés constante tiene muchos efectos negativos en el cuerpo y la mente. La lista es demasiado larga para ponerla aquí pero considera que la próxima vez que “cojas” otro resfriado quizá no sea “mala suerte” sino que tu sistema inmune probablemente estaba debilitado para poder enfrentar la infección con garantías. ¿Qué hacer? Relajáaate boludo…, medita, juego al ping-pong, pinta, trabaja con tus manos…etc. Todos tenemos cosas que nos gusta hacer y en las cuales el tiempo “pasa volando”. Es importante que le hagamos más hueco a estas actividades y que empecemos a tomarnos más en serio el conócete a ti mismo.
Ahí lo tienes. Desajustes en estas cuatro causas de la enfermedad, tanto por separado como de forma combinada, son los causantes de todas las enfermedades y problemas físicos que nos acosan. Si estás enfermo o simplemente no tienes buena salud es porque estás haciendo algo mal con al menos uno de esos cuatro. No existen pastillas mágicas ni atajos. Si quieres mejorar, tienes que cambiar tu estilo de vida. Empieza a ser más consciente de estos cuatro aspectos…poco a poco. Al principio esto es lo más difícil pero es lo que te dará los mejores resultados a largo plazo y al final cambiará quién eres… para mejor.
Notas:
1. Excepto las congénitas ya mencionadas, los traumatismos y las infecciones/intoxicaciones.