(El test de la dieta metabólica está hacia el final del artículo)
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Seguramente tengas algo de confusión sobre cuáles son los mejores ratios de macronutrientes para ti. No te culpo, hay cientos de dietas contando una historia diferente.
La realidad es que el metabolismo de cada persona es único pero algo que puede ayudarte a conocer tus necesidades de macronutrientes es descubrir tu tipo metabólico.
Si hablamos de alimentación, ya sabes que TU dieta perfecta tiene cuatro características (por orden de importancia):
– Es una dieta LIMPIA
– Es VARIADA
– De alta NUTRICIÓN
– Y además a tu cuerpo le sienta bien. ¿Cómo sabes si le sienta bien? De eso vamos a hablar hoy.
“Todos tenemos un pasado”. Esta frase mítica de muchas películas también se puede aplicar a nuestro origen genético. La globalización es una cosa moderna y la posibilidad de viajar en coche, y no digamos en avión, es un lujo que nuestros antepasados más cercanos no podían ni imaginar. Durante nuestra larga etapa evolutiva lo normal era crecer y desarrollarse en el mismo entorno y región. No existían las becas Erasmus ni los viajes organizados. Los que nacían en una región más septentrional disfrutaban de inviernos largos y duros en los que la fruta y ciertos vegetales eran muy escasos. Por el contrario, aquellos que crecían más al sur disfrutaban de muchas más horas de sol y de mayor acceso a frutas y verduras en general. Nuestros ancestros estaban perfectamente adaptados a su entorno y a los alimentos que podían encontrar en él.
La dieta metabólica
“La comida de un hombre es el veneno de otro” Titus Lucretius ¿Qué pasaría si cogemos un esquimal y lo ponemos a vivir en el Amazonas? Quizá no sería tan nocivo para su salud como trasladarlo a Nueva York a comer donuts por las mañanas y comidas precocinadas por las noches, pero seguro que esta persona no podría encontrar su estado óptimo de salud, al menos a corto plazo. Y ésta es la idea: cada uno de nosotros es genética y bioquímicamente único. Todos tenemos un linaje, y por ello una genética, que hace que ciertos alimentos en ciertas proporciones sean más óptimos para nuestra bioquímica personal. Es decir, cada persona tiene un “tipo metabólico” distinto. Esta idea de “la dieta metabólica” fue introducida al público en general por William L. Wolcott en su libro “The Metabolic Typing Diet.”
Hay básicamente tres tipos generales:
– El tipo metabólico proteico (o polar): este tipo de personas operan mejor con una dieta baja en carbohidratos, alta en proteínas y relativamente alta en grasas (de las sanas claro). Una dieta alta en proteínas podría “saturar” a muchos, pero normalmente sienta bien a este tipo metabólico.
– El tipo metabólico de carbohidratos (o ecuatorial): las personas con esta bioquímica se siente mejor cuando la mayoría de sus alimentos son carbohidratos saludables (puesto que hay muchos tipos y calidades). Una dieta del tipo 80-10-10 normalmente sienta bien a estas personas.
– El tipo metabólico mixto: para estos individuos lo óptimo es una combinación de proteínas y carbohidratos. Esto requiere un poco más de atención y diligencia puesto que la persona quizás tenga “señales” de su cuerpo contradictorias. Es una cuestión de prestar atención a las sensaciones, el nivel de energía durante el día después de ciertas comidas…etc. Las personas que provenimos de zonas “intermedias” (latitudes con variación estacional) pertenecen normalmente a este grupo. Una dieta como la dieta “de la zona” va bien en general a gente de este grupo.
Tú, yo y todos pertenecemos a uno de estos tipos metabólicos y de forma natural nos vamos a sentir mejor si lo tenemos en cuenta a la hora de elegir nuestros alimentos. La pregunta que surge entonces es: ¿mientras sigamos estas proporciones de macronutrientes da igual el origen del alimento? Es decir, ¿da igual si el origen es animal o vegetal mientras mantengamos nuestra relación ideal de proteínas, carbohidratos y grasas? Sí y no, depende de la persona. Sobre todo, debemos escuchar al cuerpo y también prestar atención a los resultados de posibles análisis (sangre, saliva..etc.) para ver si hay posibles deficiencias. Por ejemplo, hay gente del tipo proteico que sigue una dieta vegetariana (normalmente más baja en proteínas asimilables) y necesita complementar con espirulina como fuente proteica de origen vegetal y otros suplementos para hacer que su “motor” funcione de forma óptima. Repito, depende de la persona y de las posibles deficiencias nutricionales.
Bueno, ¿y cómo sé de qué tipo metabólico soy?
Hay tests que te ayudan a decidir si eres de un tipo u otro, pero no es una ciencia exacta porque todavía hay mucho que no sabemos de nuestra genética y del potencial humano para la adaptación. Por eso, no quiero afirmar que hay unas proporciones fijas, darte una lista de alimentos para cada hora del día, o decirte que las zanahorias no te convienen porque tú eres del “tipo proteico.” Cuando hacemos eso entonces estamos rompiendo el principio número dos (ten una dieta variada) y además fomentando el ser rígidos con nosotros mismos (lo cual nos pone enfermos a otro nivel). Hay que ver los tipos metabólicos como tendencias genéticas que debemos tener en cuenta para ayudarnos a entender mejor las señales de nuestro cuerpo y optimizar nuestra dieta, pero nunca de forma dogmática. Si, de todas formas, quieres hacerte una idea de “por dónde van los tiros” en tu caso, puedes hacer el test básico de la dieta metabólica pinchando en el siguiente enlace: TEST de la Dieta Metabólica
La excepción que confirma la regla…
Mi amigo Tavis Bradley ha sido crudivegano por más de 20 años. Cuando sólo tomas comida cruda que es de origen vegetal tus opciones obviamente disminuyen. Sin embargo, él nunca ha roto su compromiso, nunca. Principalmente, sus motivos son éticos y de salud, y para conseguir mantenerse sano y vital ha tenido que ser muy (muy) diligente y también contar con tecnología nutricional (que antiguamente no existía). No concuerdo exactamente con todos sus ideas sobre la nutrición, pero sí comparto la mayoría de sus preocupaciones éticas.
¿Por qué te cuento su historia? Porque cada uno tenemos un camino y yo quiero apoyarte en el tuyo. No estoy aquí para trazar líneas aleatorias en la arena y decirte exactamente cómo y cuándo debes comer, sino para darte principios y estrategias que puedas aplicar a tu situación para mejorar. Si tienes un motivo poderoso para seguir un tipo de dieta particular, yo no te voy a animar a lo contrario, pero sí te diría que nunca dejes de escuchar a tu cuerpo y de tener en cuenta tu posible tipo metabólico. Saber de dónde vienes y quién eres (nutricionalmente hablando) es un paso muy importante para optimizar tu salud. Sigue la dieta metabólica, pero hazlo sin ser excesivamente rígido y sin olvidar que la comida no debe ser otra fuente de estrés, sino un motivo más para disfrutar y saborear la vida.