¿Es saltarse el desayuno lo ideal? ¿Es el popular ayuno intermitente una estrategia a seguir? Retrocedamos en el tiempo para poder discutir estas cuestiones.
Durante la mayoría de nuestra evolución, la tarea principal de los adultos era proveer de cobijo, alimento y seguridad. Estas tareas estaban bien identificadas y asumidas: caza y recolecta, protección ante peligros, confección de ropa…etc. Cuando se estaba cazando se estaba cazando y cuando uno se sentaba a comer se disfrutaba del último pedazo que uno mismo había cazado. Existía un equilibrio entre los momentos de tensión y peligro, y los de expansión y relajación.
Puesto que no había supermercados ni tiendas 24 horas la gente no podía salir en “chancletas” a comprar leche o huevos a las diez de la noche. Dependíamos de nuestras propias habilidades para procurarnos alimento y preservarlos y en muchas ocasiones era normal saltarse el desayuno o la comida. Se comía cuando había. Ésta es nuestra historia y, por propia necesidad, nuestro cuerpo está muy bien adaptado al ayuno.
Los beneficios de ayunar pueden ser muchos:
- “Descanso” de la digestión, que es una de las actividades que más energía requieren. Esto permite al cuerpo atender otros asuntos como reparación y detoxificación. Pregúntate porqué los animales no comen cuando están enfermos. El cuerpo necesita todos los recursos a su disposición para luchar contra invasores y detoxificar. Por cierto, cuándo nos daremos cuenta de que uno de los mayores obstáculos para la curación de los enfermos en hospitales es darles comida semi-basura.
- Estado cognitivo de alerta que nos mantiene concentrados y con alta energía. Cuando ayunamos le mandamos la señal al cuerpo de que “es hora de ir a cazar”. Esto estimula nuestros sentidos y además moviliza recursos energéticos alternativos como los ácidos grasos que son convertidos por el hígado en cetones. El uso de cetones en el cerebro y la reducción de glucosa en sangre se ha relacionado en algunos estudios con prevención de Alzeimer y de cáncer. (¿Correlación es causalidad?)
Estos beneficios en sí mismos y el hecho de que estemos adaptados al ayuno de forma natural, puede llevarnos a pensar que el ayuno intermitente (con frecuencia y largo plazo) puede ser un estilo de vida saludable.
Un cazador en la jungla de cristal
Bienvenido al s. XXI, donde nada es como era. Tenemos más ventajas y opciones que nunca, pero también más “obligaciones”. No vivimos en el presente y constantemente estamos preocupados por cosas que no existían en el pasado: facturas, hipotecas, contratos basura, guerras, corrupción y las frecuentes sanciones de la FIFA. Las cenas se hacen con la televisión encendida y las comidas en las reuniones de trabajo. Nuestro cuerpo está constantemente en un estado de alerta (lucha o huida) ante unos peligros que, al contrario que los leones, no se marchan. Pero es que además, tenemos hoy día estresores fisiológicos que antes no existían. Por ejemplo, cuando tomamos un alimento procesado o una bebida alcohólica el cuerpo reacciona de forma muy similar a un peligro externo. Si tu intestino es permeable o tienes un parásito, más de lo mismo. Este constante estrés, ya sea por causas psicológicas o fisiológicas, tiene un precio muy alto: fatiga adrenal.
Nuestro cuerpo mantiene un nivel constante de glucosa en el cuerpo mediante la acción del glucagón (mediante glicólisis) y del cortisol (mediante gluconeogénesis). Cuando el cuerpo entra en ayuno (esto se percibe como estrés) los niveles de glucosa disminuyen y las glándulas adrenales secretan cortisol para mantener el nivel adecuado. Pero ésta, amigos, no es la única función del cortisol. Cuando estás en ayunas se supone que “vas a ir de caza”, de tal forma, la sangre abandona la digestión y se dirige a las extremidades, la visión se agudiza y hasta las heridas dejan de doler (el cortisol es un antiinflamatorio natural). Nos sentimos fuertes y mejor que nunca. El problema es que no hay presa que cazar, ni león del que huir. Los niveles de glucosa en sangre suben pero la energía no es utilizada. Este ciclo, que se repite más veces de lo deseado en nuestra sociedad, puede generar a largo plazo resistencia a la insulina, inmunodepresión, osteoporosis y un sinfín de problemas metabólicos y hormonales.
La dieta del guerrero está muy bien si eres un guerrero, pero la mayoría de nosotros no lo somos y hacemos frente a “peligros” que nuestros ancestros no podían ni imaginar. Nuestro sistema está constantemente trabajando en modo simpático (estresado). ¿Alguna vez te has encontrado con un conductor que te ha insultado por nada? ¡Ahí tienes a un cazador frustrado! Lo que es una adaptación perfecta (secreción de cortisol debido a estrés), se ha convertido en un hoja de doble filo.
Los peligros del ayuno intermitente:
- Aumento de grasa: el ayuno intermitente puede adelgazar temporalmente pero NO es el mejor método. La pérdida inicial de grasa cuando estamos en un estado de alerta (simpático) puede degenerar en lo opuesto una vez que tenemos fatiga adrenal y el cortisol y la insulina empiezan a tener patrones irregulares. Es el efecto “yo-yo” de constantes pérdidas y ganancias de peso. El factor determinante aquí es tu resistencia adrenal.
- Desregulación hormonal y circadiana: la prioridad de nuestro cuerpo es sobrevivir, y cuando los mecanismos del estrés son activados todo lo demás es se-cun-da-rio. En este contexto, los niveles de pregnenolona (precursor de hormonas sexuales) disminuyen a favor del cortisol. A partir de ahí es sólo cuestión de tiempo que se desarrollen problemas de infertilidad, impotencia, pérdida de músculo, fatiga crónica…etc. Las mujeres son incluso más susceptibles porque no son “cazadores naturales” y, por lo tanto, no están tan bien adaptadas al ayuno como los hombres.
Conclusión y recomendaciones:
Nadie se ha enfermado nunca por comer cada 4-5 horas. La gente se enferma por comer comida sub-óptima cargada de toxinas y poco nutritiva.
El ayuno es recomendado como parte de un programa de detoxificación bien diseñado. Los beneficios del ayuno terapéutico son innegables y pienso que todos debemos ayunar de vez en cuando. Sin embargo, saltarse el desayuno o cualquier comida como una norma o rutina no es lo óptimo para nuestra salud. Que nuestros ancestros estuviesen bien adaptados al ayuno no quiere decir que ésa fuera su preferencia.
El ayuno intermitente para adelgazar no funciona a largo plazo y puede tener serias consecuencias fisiológicas. Precaución.
En general, un desayuno con proteínas, grasas e hidratos de carbono de calidad es la mejor forma de empezar el día (las madres tienen razón). Pero, como todo, no sigas este consejo ni ningún otro a rajatabla porque la variabilidad es importante. ¿Cómo introduces variabilidad en tu dieta de forma natural? ESCUCHA/SIENTE TU CUERPO (no tu mente) y sigue sus consejos lo mejor que puedas.
Comer es un privilegio, hónralo con inteligencia y agradecimiento.