10) Confiar en descripciones vagas y superficiales como “natural” o “100%” para determinar si un alimento es realmente sano.
Aquí es donde la mala nutrición empieza. La industria alimentaria juega con palabras que saben les ayudarán a vender sus productos. Términos como “natural” o incluso “biológico” no nos ayudan realmente a saber si el producto en cuestión esta cargado de azúcar (biológico o no) o si contiene ingredientes altamente procesados y/o aditivos. Además, las leyes de etiquetado que supuestamente protegen al consumidor son cuando menos dudosas. Tenemos que aprender a leer la letra pequeña del análisis nutricional y llegar a entender sobre todo la lista de ingredientes. ¿Alguien sabe lo que E-303 realmente es? Si una persona que merodeaba hace unos 40,000 años con taparrabos y lanza no pudiese reconocer este “alimento” como tal, entonces, probablemente tampoco lo deberías poner en tu cesta de la compra.
9) Confiar en los medios de comunicación, tu médico o nutricionista convencional para obtener información precisa y actualizada sobre nutrición.
Recuerda que la mayoría de fuentes de información “mainstream” tienen una agenda de intereses inherente (más o menos oculta). Cualquiera que provea “información” sobre qué necesitas para estar sano y tenga una perspectiva “mainstream” estará directa o indirectamente contribuyendo a los intereses financieros de varias compañías multinacionales, y/o compañías farmacéuticas. Esto no es paranoia o cinismo…es realidad.
Hay razones para ser cauteloso.
Los doctores en medicina convencional – aunque bien intencionados – quizá sean curiosamente las personas menos cualificadas para ofrecer recomendaciones nutricionales. Su formación en nutrición es casi inexistente y cuidadosamente cultivada por las escuelas de medicina para promover los intereses farmacéuticos. Recuerda que alrededor de la segunda guerra mundial la medicina dejó de ser simplemente una profesión para convertirse en una industria en sí misma. Uno no va a la facultad de medicina a aprender sobre salud, sino para estudiar la enfermedad…y el tratamiento de los síntomas de la enfermedad mediante el uso de fármacos, cirugía e intervención médica. La mayoría de la investigación médica que se estudia en las facultades de medicina está subvencionada por intereses farmacéuticos. Los médicos alopáticos convencionales son los mejores a la hora de tratar emergencias médicas, pero en general no lo son cuando hablamos de enfermedades (porque generalmente sólo tratan síntomas) ni tampoco en temas de nutrición.
Por otra parte, muchos practicantes de “salud natural” son a menudo tan guardianes de las compañías de productos nutracéuticos (alimentos con un efecto beneficioso para la salud) como los médicos alopáticos son de las farmacéuticas. No estoy sugiriendo que la gente ignore el consejo de los profesionales de la medicina, solo que seamos cautelosos, que estudiemos también por nosotros mismos y que busquemos una segunda (o múltiples) opiniones siempre que sea posible. A nadie le importa tu salud ni será tan cuidadoso con ella como tú mismo.
Los dietistas y nutricionistas convencionales (la misma gente que programa la comida de hospitales y de colegios) están ligados a los dictados de la “pirámide nutricional de los alimentos” que a su vez ha sido “sugerida” a las autoridades por fuertes intereses corporativos. Aunque bien intencionadas, estas personas han sido “indoctrinadas” y formadas por un complejo sistema decidido a mantener un poder económico y político notable. Seguimos con la mala nutrición.
Finalmente, los medios de comunicación en todos los frentes están completamente ligados a los intereses de las compañías con las que tienen contratos de publicidad. Las cadenas privadas especialmente no pueden permitirse ser realmente objetivos o decir la “verdad” cuando literalmente millones dependen de los anuncios de comida rápida, alimentos procesados…etc.
8 ) Pensar que si comes “comida basura” en moderación no es malo.
Ésta es una buena. Somos capaces de racionalizar cualquier cosa. Es verdad que lo que más cuenta no es lo que haces “de vez en cuando” sino de forma continua, pero esto también tiene sus excepciones.
Por ejemplo, la única cantidad que es genuinamente segura de grasas “trans” en tu dieta es CERO. Un plato de patatas fritas con este tipo de grasas le lleva al cuerpo alrededor de dos años en eliminar, y sus efectos biológicos son tan caóticos que nadie sabe realmente lo perjudiciales que probablemente sean para el organismo. ¿Te preocuparía el jugar “ocasionalmente” a la ruleta rusa? El glutamato de sodio es una exotoxina y siempre tiene algo de daño neurológico. ¿Es daño neurológico “en moderación” bueno?
Ya sabemos que el consumo de azúcar refinada es dañino y desrregulador para el sistema. Algunos de los efectos se pueden revertir y otros no. Al final, es el efecto acumulativo asociado con glicación y la producción de insulina el que determina en gran medida nuestra salud y longevidad. Vivimos en un mundo donde no podemos permitirnos el comprometer nuestra salud y bienestar con mala nutrición. Cada comida cuenta. ¿Es un poco de “caos hormonal” o algo de daño sistemático aceptable?
Es una cuestión de prioridades. Si la salud es lo que te importa, entonces cuanto menos la comprometas mejor. Si prefieres las indulgencias pasajeras …entonces dudo que estuvieses leyendo esto, ¿no? Todo es una elección. Simplemente tenemos que tomar nuestras decisiones más conscientemente y menos de forma impulsiva. Está claro que cuanto más cuides tus elecciones más fácil te resultará no caer en las tentaciones y volver a estilos de vida menos saludables. Como dice el anuncio de Nike: Just Do It. Mantén tu integridad. El efecto acumulativo de tus elecciones positivas tendrá unos beneficios a la larga mucho más positivos que cualquier gratificación que puedas conseguir con la satisfacción de deseos impulsivos. La calidad de tu vida no va a cambiar si no comes “chuches”, postres, donuts…etc. Si crees que sí lo hará, entonces….”Houston, tenemos un problema!”
7) Seguir las directrices gubernamentales de la mayoría de gobiernos occidentales y su “piramide de alimentos” del buen comer.
Cualquiera que tenga interés en ver por sí mismo lo que las directrices de la mayoría de gobiernos occidentales y su “pirámide alimentaria” pueden hacer por la salud, sólo tiene que visitar las reservas de los indios nativos americanos y mirar alrededor. El gobierno americano suministra a estas reservas la mayor parte de sus alimentos basándose en las directrices de su departamento de alimentación. Bien, resulta que hay una tasa trágicamente generalizada de obesidad, diabetes, enfermedades del corazón, alcoholismo y cualquier otra enfermedad degenerativa que se pueda uno imaginar. Seguro que no es el único factor…pero la mala nutrición que se les proporciona es uno de los más importantes. Tengamos en cuenta también lo que actualmente se considera “alimento” en los programas gubernamentales de alimentación escolar. Después de todo … todo el mundo sabe que “la salsa de tomate es una verdura”.
6) Pensar que el estar “delgado” significa que estás sano usando el peso como la señal de que se está en “buena salud”.
Aunque siempre es mejor no tener exceso de peso, el que uno luzca bien en lo externo no significa de ninguna manera que todo está funcionando bien en el interior. Es perfectamente posible estar delgado … y ser diabético. Es perfectamente posible estar delgado y sufrir un ataque cardíaco o un derrame cerebral. Es perfectamente posible estar delgado y tener cáncer … y casi cualquier otra enfermedad. La imagen superficial no lo es todo, ni se acerca. Se trata de una ilusión cultural importante y a menudo desastrosa. Por su parte, los programas de dieta diseñada para perder peso se centran típicamente en tener “bajas calorías” con exclusión de la calidad o la nutrición. Estas dietas suministran a sus desesperadas “víctimas” alimentos procesados y los “miman” con golosinas y otros carbohidratos dulces “bajos en calorías” y “bajos en grasas”, para seducirlas a comenzar sus programas (“mira, ¡hasta se puede comer pastel de chocolate y aún así perder peso! “). Los que comercializan estos programas, a menudo apoyados y/o diseñados por dietistas “certificados”, deberían estar avergonzados de sí mismos.
5) Usar vitaminas para “compensar” malos hábitos con la comida.
Recuerda que las compañías de vitaminas también son instituciones que buscan el beneficio. A muchos les gustaría pensar que pueden compensar su mala nutrición con simplemente tomar sus vitaminas diariamente. No es posible. Los suplementos son sencillamente eso “suplementos”. Hay vitaminas y suplementos que son increíblemente saludables y beneficiosos, otros no lo son en absoluto. Si sabes escoger los buenos suplementos pueden ser una ayuda buenísima para complementar tu dieta…pero nunca, N-U-N-C-A un substituto.
4) Creer que el ejercicio puede “compensar” por malos hábitos con la comida.
Éste es un error muy común que permite a demasiadas personas el racionalizar sus hábitos insalubres y mala nutrición. El ejercicio no determina la bioquímica, la dieta lo hace. Es cierto que el ejercicio (bien hecho) tiene muchos beneficios para la salud. Puede ayudar a mejorar, por ejemplo, la sensibilidad a la insulina. Sin embargo, esto no compensa por arte de magia el comer, por ejemplo, una ristra de bollería para el desayuno. Aunque es posible quemar el azúcar (con ejercicio anaeróbico), no es posible quemar la insulina. Las grasas “trans”, no se derriten o evaporan gracias a la bicicleta estática o ninguna otra combinación de ejercicio en el gimnasio. El ejercicio es un complemento a una dieta saludable no … un substituto.
3) La creencia de que tu destino se basa en la genética.
Incluso siguiendo los estándares de los genetistas más conservadores, tenemos entre un 80% a un 97% de control sobre la expresión de nuestros genes. TODOS tenemos genes inactivos para todo tipo de acciones, tanto deseables como indeseables. No estás gordo simplemente porque tu madre y tu padre eran gordos. Tampoco estás destinado a tener un ataque al corazón sólo porque la mitad de las personas en tu familia hayan tenido uno, o por la misma razón no tendrás diabetes o cáncer. La genética puede tener alguna influencia, sin duda … pero los genes se activan y desactivan por medio de otros genes reguladores, y estos genes reguladores son controlados a su vez por su interacción con el medio ambiente, principalmente nuestra nutrición. Bienvenido a la epigenética. Un gen no se expresa a menos que el ambiente interno/externo sea propicio para su expresión … Tenemos el control final sobre los alimentos que elegimos comer, el tipo de emociones que habitualmente experimentamos, la toxicidad del medio ambiente en el que vivimos y el estilo de vida por el que optamos. Aprende a ser el amo y señor de tu propio destino genético.
2) La creencia que el comer sano implica que tienes que olvidarte del placer de comer, los buenos sabores, la grasa, el colesterol o las comidas de origen animal.
Todos nosotros, a pesar de nuestras ideologías, creencias …etc., somos genéticamente “cazadores-recolectores”, y 99,99% idénticos a los humanos que vivían de 40.000 a 100.000 años atrás. Somos, de hecho, criaturas de la “Edad de Hielo” y estamos diseñados para consumir una dieta rica en alimentos de origen animal, grasas naturales y variedad de alimentos de origen vegetal. El vegetarianismo y el veganismo son ideas modernas que se basan en principios ideológicos y/o éticos muy admirables, pero no en principios de fisiología humana y evidencia antropológica.
Sin embargo, las comidas de origen animal son sólo saludables mientras lo sean las fuentes de las que proceden. Nadie debería comer carne de animales que hayan sido administrados hormonas y antibióticos, y cuya dieta sea antinatural. La alternativa es encontrar comidas de origen animal que hayan sido producidas de forma natural y ética. Como homínidos, hemos estado consumiendo este tipo de comida durante 2.6 millones de años y estamos fisiológicamente adaptados a ello. Granjeros con ética que crían su ganado de forma natural y saludable los hay, y todos nosotros deberíamos estar apoyándolos en lugar de comprar la carne producida de forma antinatural en granjas donde los animales están hacinados. Los alimentos de origen vegetal son maravillosos y también necesarios, y una fuente de muchos antioxidantes, fitonutrientes y otras muchas cosas que necesitamos hoy más que nunca.
1) La creencia que el comer una dieta de calidad es caro…o muy difícil o complicado de mantener.
Es verdad que a veces hay que salirse de los centros más “convenientes” como un supermercado para poder comprar verduras y otros alimentos más frescos, pero la inversión inicial de tiempo hasta que los encuentras es la que más cuesta. Una vez hecho el trabajo inicial de búsqueda de proveedores, el resto es lo de menos. Conocer personalmente a la gente que cuida de las gallinas que ponen tus huevos o al agricultor que cultiva tus tomates es un placer en sí mismo.
Evita la mala nutrición. Compra local siempre que se pueda. Come alimentos reales y cultivados de forma ética. Es lo más barato a la larga. Alimenta tu cuerpo y tu alma con comida real.
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Este artículo es una adaptación de “Top 10 Nutritional Mistakes” de Nora Gedgaugas